E ntre nalgada y nalgada me da por pensar que es curioso cómo las prácticas BDSM y fetichistas que aunque han adquirido buena visibilidad en el contexto general de la producción de contenidos eróticos en Latinoamerica, al menos desde la contracultura o la disidencia, no han tenido una producción audiovisual significativa desde lo que se llaman las escenas o las comunidades locales propiamente dichas pues en la mayoría de los casos las producciones están más ligadas al mundo de la productoras audiovisuales, el modelaje webcam, algunas iniciativas artísticas o incluso a medios de comunicación y estos agentes poco tienen que ver con el BDSM entendido como un estilo de vida (lifestyle) o poco participan de las comunidades locales.

El desarrollo desde los años 2000 de estas prácticas eróticas ha estado, al menos en los grandes países del contexto hispanoamericano, ligado a la emergencia de colectivos y comunidades que han construido aunque sea de manera tangencial lo que llamamos aproximativamente “la escena BDSM” con sus códigos, protocolos, y su intento aún balbuceante de crear espacios de socialización, de reflexión y de gestión. Yo hago parte de esa pequeñísima escena y me parece paradójico que al preguntar dentro de sus canales internos de comunicación sobre contenidos audiovisuales producidos por las comunidades, es decir: Cómo nos estamos contando, presentando o representando nosotros mismos? me topara con un muro de silencio, desconocimiento, desinterés y por lo tanto con un casi desierto de proyectos interesantes desde el punto de vista formal o conceptual. En pocas palabras ¡La cosa no nos acaba de cuajar para pasar de la mazmorra a la pantalla!

Estas reflexiones estuvieron en la base de la curaduría que hice para el Festival de pornografias críticas Excéntrico de Chile, curaduría que se llama: “A contracorriente” y que subtitulé “Fuetazos audiovisuales BeDeSeMeros desde las propias comunidades”. Pensando en la representación de la escena FemDom en nuestras comunidades el razonamiento es un poco el mismo.

Para Excentrico la curiosidad me llevó a preguntarme naturalmente por cuáles son las historias y las narrativas que se están contando desde las escenas públicas hispanoamericanas. Para ello activé mis redes, movilicé a practicantes de diversos pelambres, revisé los archivos del Festival BDSM Colombia, hice un par de llamadas y hasta me autoflagelé viendo producciones de dudosa calidad. Atando cabos hice el trabajo con la cabeza, con los ojos, y en algunos proyectos que me gustaron hasta con las manos. En general percibí que lo audiovisual no es una prioridad en el contexto comunitario.

La pequeña selección que aquí presentamos, invocando a Kali, Lilith, Bastet, Cruella y hasta Sade y Sacher-Masoch, es la respuesta de algunas Señoras hispanoamericanas a nuestra convocatoria de material audiovisual ligado al contexto FemDom. No fue mucho lo que recibimos pero la selección nos permite hacernos una idea de dónde estamos y nos sirve como punto de referencia para ver hacia dónde va el desarrollo de esas autorepresentaciones.

Severina