Hablemos de plata
13 julio, 2016Bondage picnic Bogotá 2016
15 agosto, 2016Por: True Chaos
Elegimos a quién amamos, a quién deseamos, a quién satisfacemos, elegimos a quién idealizar.
La persona de mis sueños… la conocí y es todo lo que he deseado: me llena en muchos aspectos de la vida, su sentido del humor, su ternura, su sexualidad, es atractivo, me hace muy feliz.
¡Ejem, ejem! – Me mira fijamente a los ojos y dice: -me alegro mucho por ti, ¡no es fácil encontrar a la persona de tus sueños! Ten cuidado con idealizarle.
Le respondí: -Sí, es mi alma gemela, hablamos de cosas, me rio mucho cuando chateamos.
Terminamos la conversación y salí rumbo a casa. No sabía por qué, pero la conversación se había vuelto confusa y salí con mi corazón latiendo a mil, sentí que me había dado un golpe en la cabeza.
Mientras llegaba a casa, comenzamos a chatear, en nuestro mundo, nuestros gustos, nuestros chistes, nuestros… mi mundo, mis chistes, mi sueño, mi ideal.
¡Idealizado!
¡Idealizado!
¡Idealizado!
Prendí la tele, vi las conversaciones, nuestra vida, la vida que habíamos creado o más bien lo que yo había creado alrededor de él. ¡Sí, lo idealicé! En retrospectiva no existía nada, solo un mundo virtual, donde cada paso era creado a mi gusto, matizado y coloreado a mi gusto.
Pasaron días de negación, de rabia, de impotencia. Pasaron días de aceptación y de sensatez. Al final no había nada, solo fue dar un click para borrarlo de mi lista, de mi vida. Cierro y vuelvo a empezar.
Idealizamos todo el tiempo, a nuestros amigos, nuestros novios, nuestros padres, estrellas del deporte, del cine.. Estas personas las vemos seguido: observamos sus cualidades y sus defectos, sin embargo elegimos ver lo bueno de ellos, ¿qué pasa con esas experiencias virtuales, aquellas donde creamos de cero a alguien?