¿Cuántas veces habremos escuchado a alguien quejarse de sus problemas económicos o incluso cuántas veces nosotros mismos los hemos tenido?

Seguramente la respuesta de la mayoría será que muchas veces, y es que no vivimos en un mundo donde el dinero caiga del cielo, y mucho menos en un país donde la clase obrera y trabajadora sea muy bien remunerada. Sin embargo aun cuando nos quejamos, afortunadamente tampoco nos morimos de hambre, como colombianos podemos decir que somos rebuscadores y tenemos nuestras mañas para salir adelante.

Y pues como esas moneditas y esos billeticos influyen en casi todos los aspectos de la cotidianidad, quisimos tratar un poco el tema de los factores económicos y su relación con nuestro mundillo bedesemero.

Como bien sabemos aquí no hay Greys que tengan helicópteros, mansiones y les regalen a las sumisas joyas anales con esmeraldas incrustadas. Somos personas del común, la gran mayoría ejercemos una profesión, ganamos un salario que no es precisamente de congresista, tenemos una familia y otras ocupaciones/obligaciones y/o actividades alternas.

Y como todo tiene una valor en esta vida, los juguetes y ropa fetichista no son la excepción, en casi todos los sex shops o tiendas kinky estos implementos son algo costosos: un flogger esta alrededor de los $55.000, un corse costara mínimo unos $90.000 y así podríamos seguir enumerando precios, pero también resulta que utilizando un poco la creatividad podemos fabricar nosotros mismos un flogger con $10.000 o incluso un poco menos. Es cuestión de ser recursivos y creativos.

En todo el país hasta el momento según tenemos conocimiento los munch son tertulias sin costo, que no exigen código de vestuario y a las cuales todos podemos asistir libremente. Hay otros eventos como fiestas, fincas o talleres que a veces tienen algún costo que en la mayoría de los casos es mínimo y que sí pueden exigir cierto dress code o tienen algunos requerimientos especiales. La mayoría de estas actividades se realizan en lugares centrales y accesibles, por lo cual es generalmente fácil llegar hasta una de ellas sin mayor complicación.

Teniendo esto en cuenta se podría decir que hoy en día en Colombia no es imposible asistir a un evento, taller, fiesta o munch, todo lo contrario, quienes organizan estos encuentros siempre piensan en los demás y por eso realizan las actividades de la forma más abierta, con la mayor disposición y siempre pensando en la mayoría y no en unos cuantos.

Seguramente en este punto de la lectura algunos ya estarán pensando ¨hablar es muy fácil, hay mas gastos, todo es muy caro, esta muy lejos, debería ser gratis, no tengo dinero¨ y una infinidad de cosas más, y sabemos que no es sencillo trabajar tantas horas al día, a fin de mes recibir el dinero y suplir todas las obligaciones, a veces nos cuesta trabajo y es totalmente entendible, pero también es cierto que para muchos el BDSM no es solo cosa de un momento en la noche, es mas un estilo de vida, una forma de relacionarse y estos eventos que se realizan son la manera perfecta de conocer nuevas personas, compartir, conversar, debatir, aprender y sobre todo divertirse.

La invitación que queremos hacer no es a dejar de pagar la luz para comprar un látigo, o dejar los niños sin el regalo de cumpleaños porque hay que ir a la fiesta. Para nada, la invitación es a sentarnos un momento frente las facturas, los billetes y el calendarios y pensar cuál sería esa mejor manera de distribuir los gastos, cumplir con las obligaciones, ahorrar unos pesitos, invertir en algo que nos satisface y que nos deja grandes enseñanzas y apoyar a personas y colectivos que han trabajado muy duro para crear espacios para todos nosotros.

Personas que le han metido la ficha al mundo kinky en el país y que por amor, gusto, satisfacción y entrega, han decidido sacar la fusta del closet y colgarla en un local para que otros tengan la oportunidad de aprender a usarla y a disfrutarla también. Comunidades que de a poco se han ido formando y han logrado cosas tan grandes como construir de la nada una mazmorra, equiparla y ponerla a disposición de todos nosotros.

Personas y comunidades que a veces no valoramos, que a veces vemos en las fotos y decimos ¨ese se esta llenando de plata con el BDSM¨, lastimosamente hay quienes lo ven solo como un negocio, pero también están y son mayoría aquellos que sin ánimo de lucro han construido comunidad y aportan cada día al desarrollo de un BDSM con sentido, honesto, respetuoso, responsable y que se ha ido formando a punta de nalgadas, sudor y lagrimas.

Paulina San Juan

Imágen del artículo: Fred Harper